En la serenidad de la mañana
Trazos blancos sobre el celeste,
Dulce luz que ilustra el día
Bañando campos,
Tiñendo de tonos,
Acompañando la vida.
En la ladera,
Una pequeña alfombra de diminutas flores amarillas
Que suavizan los profundos surcos
Que arañan sus entrañas.
Ante mis ojos
Un tapiz de ocres,
Verdes y amarillos.
Semillas que se asoman
En busca de primaveras,
Arrulladas por una suave brisa.
Marrones, grises, castaños
Juegan a unirse con lozano follaje,
Calma total en los campos
Que se llenan del trinar de algún ave
Que cruza majestuosa
Hinchándose de libertad
En el vigor de la tarde
Hermosas luces rojas
rasgando la celeste bóveda,
Infinitos azules,
Algodones grises sobre el
azul del cielo
Un grupo de olivos se mecen
Disfrutando de la compañía
De un hermoso almendro,
De un blanco inmaculado,
Que acaricia con sus flores
Las ramas del más cercano
Lucha en el cielo.
Violetas, rubíes, azules
Usurpando puestos,
Coqueteando con el sol.
Las nubes ocultándolo,
Resguardando a su rey.
Silencio.
A un lado se va oscureciendo,
Se viste de noche el azur,
A otro se van retirando
Los rosas, los morados, los
rojos.
Una increíble serenidad
Inunda la campiña.
Antes de marcharme
Respiro la paz, la calma.
Emprendo la marcha
Queriendo grabar en mi
retina
El tintineo del paisaje,
Pero los faros del coche
Apenas dejan vislumbrar
La tenue línea que divide
El horizonte y el cielo.
PRECIOSO POEMA QUE NOS MUESTRA LOS MATICES DE LA CAMPIÑA Y SU SOSIEGO, ESA PAZ DEL ALMA QUE TANTO NECESITAMOS.
ResponderEliminarUN BESITO QUERIDA AMIGA.
Un beso guapa, que tengas un buen domingo, aquí el día se entristeció con nubes y algo de lluvia, ya vamos teniendo ganas de paseos por el campo, que el invierno se ha hecho largo...
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