Ese
mirar el reloj, esa impaciencia, una excusa para pasar por allí…
Coger
la bicicleta, tirarse calle abajo con prisa por llegar.
Las mariposas que
revolotean en el estómago van creciendo según se acerca.
Ella
tras el cristal, sin percibir su presencia, enfrascada en su trabajo.
Él toma
asiento en un banco, en la acera de enfrente, a sus pies, la bicicleta.
Desde
ahí ve cómo mientras habla por teléfono se toca el pelo; brillante y suave,
casi puede sentirlo, casi puede acariciarlo.
Sus
gestos, su sonrisa, la alegría de sus ojos…es divina!!
Ensimismado,
adora cualquier movimiento de tan sublime belleza.
Los
latidos de su corazón se alborotan y en sus labios se dibuja una sonrisa.
Un
coche para justo delante de él, no tendrá otro sitio…le quita la visibilidad de
su amada.
Se
mueve y se acomoda.
Y la
ve cruzando la calle y acercándose.
El
corazón se le sale por la boca.
Sonriente
y soltando el dulce aroma de frutas que lleva pegado a la piel.
Las
mariposas, los latidos, su olor y la sensación de falta de aire, de mareo, de
presión…
Ella abre
la portezuela del coche y antes de que pueda recuperarse la ve dentro, dando un
beso al conductor.
La
angustia se apodera de él, no es posible…ni siquiera le ha regalado una mirada.
Salieron
de allí sin dejar rastro, dejándole desolado…
Y es
que, pensó, no es bueno tener 13 años y enamorarse de alguien mayor…
A BUENO... YO CUANDO TENÍA 18 ME ENAMORÉ DE UNO DE 40 JIJIII, QUEDÓ EN ESO NOMÁS PORQUE FUE ALGO MIO.
ResponderEliminarPERO A VECES, LOS SENTIMIENTOS NO SE PUEDEN CONTROLAR Y MENOS CUANDO UNO ES TAN CHICA, ES COMO QUE TODO ESTÁ BIEN.
UN BESO GRANDE.